miércoles, 4 de julio de 2018

¿Una gran oportunidad?


Fernando De Pablo acaba de sustituir a Domingo Molina como responsable de la Secretaria General de Administración Digital (SGAD).

Hay que recordar que este puesto, al que se bautizó como” CIO”, surgió gracias a la gran demanda de esta figura por parte de los TICS de aquel entonces, para dar coherencia y homogeneización en asuntos tecnológicos en las AAPP. Sin duda, las decisiones tomadas por quien detenta el puesto son de especial importancia y, por tanto, merece la pena hacer balance de lo acaecido.

No menos importante es debatir los retos que le vienen por delante a Fernando llevando a cabo un ejercicio de análisis aportando lo que se pueda siempre, eso sí, desde la humildad. Vayamos por partes:

Domingo Molina aterrizó en su cargo en un contexto donde predominaban los reinos de taifas ejemplificados por las SGTICs ministeriales. Un entorno donde su principal característica era el  reciente despliegue masivo de servicios e infraestructuras realizados a consecuencia de la ley 11/2007, la mayoría de los cuales soluciones ad hoc gestionadas de una forma poco coordinada.

Recalcando lo anterior, no llegaba Domingo a una organización donde fácilmente se pudiese establecer un plan nuevo de trabajo, si no que había una inercia fuerte de necesario mantenimiento, imposibilitando cambios radicales a corto plazo.

A su vez, el contexto económico no era boyante, con fuertes restricciones a la inversión. Un terrible lema estaba presente y reclamaba continuo protagonismo: Hacer más con menos. Con todo, la principal línea de trabajo impulsada por Domingo parecía evidente y gran parte del sector parecía estar de acuerdo:

Suministrar  una capa de servicios  e infraestructura comunes ofrecidos a través de la red SARA que sirvieran tanto para ahorrar costes como para permitir al resto de organismos especializarse en el core de su negocio.  Por aquel entonces comenzaba ya a oírse el concepto de servicios en la nube y eso fue lo que se propulsó.

Obviamente el trabajo de la SGAD no se extralimitó a ello, pero sí que se puede afirmar que ha sido el eje fundamental del ciclo.
Sin duda ha habido aciertos en la implementación de algunos de estos servicios así como  un gran trabajo y esfuerzo por todos los integrantes, pero es más provechoso en aras a aprender sobre la experiencia, analizar, siempre desde una visión propia y subjetiva, posibles desaciertos como en mi opinión han sido los siguientes:

  • Escasez de auditorías garantizando el correcto funcionamiento de algunos de los servicios puestos a disposición. No se han establecido los necesarios controles de calidad en las sucesivas puestas en producción, ni en las revisiones periódicas  y los usuarios de dichos servicios se han encontrado con algunos errores flagrantes que han mermado la confianza en los mismos, afectando a otros servicios que sí disponían de garantías de calidad para ser utilizados.
  • Dificultad en las integraciones. El servicio de atención ha sido deficiente. Pese a que sí ha habido manuales, no todo cabe en un documento y en bastantes ocasiones ha supuesto un verdadero dolor a los organismos que han intentado efectuarlas.
  • Indisponibilidad de servicios críticos. El servicio de 24*7 que se garantiza ha estado muy lejos de ser una realidad, y ha promovido en más de una ocasión establecer una implementación paralela de una misma solución por parte de algunos organismos de relevancia. 
  • Exceso de soluciones de “servicios comunes”.  Quizá peque de tajante en el argumento, pero el abanico de soluciones que se han querido (que no ofrecido porque muchas de ellas han perecido en el intento) han sido desmedidas, teniendo en cuenta  los recursos que ha habido disponibles.
No quiero dejar pasar la oportunidad de mencionar algunos retos que sí me gustaría que al menos se plantease Fernando en su nueva andadura:

  • Contratación. La colaboración público privada que es el modelo por el que la Administración está apostando en las soluciones TIC, está absolutamente lastrada por cierta legislación como cesión ilegal de trabajadores. Además los contratos por catálogo de tan poca duración deterioran drásticamente la calidad de las soluciones y el cambio de proveedor continuo perjudica seriamente la calidad.
  • Cambios organizativos y en el modelo de oposición. Sigo creyendo que debe haber más perfiles técnicos en la Administración y que se cede excesivo control a las empresas en determinadas soluciones. Atajar este problema implica repensar el modelo de oposición y la organización. Deben existir mayores posibilidades de carrera profesional para este tipo de perfiles dentro de la Administración.
  • Lo importante antes que lo urgente. Es una máxima manida pero no por ello pierde vigencia y más en los tiempos que corren. Por poner un ejemplo, empieza a haber aplicaciones desarrolladas con tecnologías y frameworks obsoletos en los que cuesta encontrar técnicos con conocimientos  que realmente deseen trabajar sumidos en tecnología tan arcaica. Hay tiempos de refactorización que no se pueden retrasar mucho más, a pesar de que siempre parecerá haber cuestiones más urgentes.
  • Mayor colaboración y coordinación. La SGAD debe verse como “amigo” y no como enemigo. Es fundamental que las SGTICs participen y hagan suyo también  la construcción de servicios. Para ello la SGAD debe promover un clima mucho más colaborativo y favorecer el trabajo en grupo.

Concluyendo, el contexto que encontró Domingo no era favorecedor. Como persona que he trabajado en su equipo, además de haber podido tratar con él de una forma muy llana, considero que su objetivo principal de formar una plataforma robusta de servicios comunes sí ha sido el correcto y se han conseguido ciertos logros, pero desde luego que ha habido aspectos mejorables en su implementación que deben ser tenidos en cuenta.

Cambios como el actual, siempre son una oportunidad de replantearse alguna inercia que no favorece. Antes de ponerse a la acción, merece la pena hacer retrospectiva y revisar aquello que puede ser mejorado tratando de aportar otro enfoque. No se trata de correr por correr si no de hacerlo en la buena dirección. Afortunadamente, por todos es conocida la amplia experiencia de Fernando y la alta estima que en general posee.

¡Mucha suerte Fernando!

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