-Seis meses es mi estimación para desarrollarlo-. Esa fue la
respuesta que dio Ruth a su jefe aquella mañana. Siempre trataba de ser muy
honesta en sus valoraciones.
-Necesitamos que esté terminado en tres meses, si es preciso
contrata más programadores para que esté listo en fecha. Se trata de un
proyecto capital y nuestro compromiso es ineludible- respondió su superior acompañando esas palabras tan sentenciosas de
justificaciones para reducir el plazo a la mitad
del propuesto, que a Ruth no le satisficieron en absoluto.