lunes, 27 de junio de 2016

¿Una ocasión perdida?

En las recientes jornadas AsticNET una de las mesas que más expectación recabó era la que tenía por temática la contratación TIC. No es de extrañar, puesto que es un tema que atañe a todos los TICs  y raro es aquel que no ha padecido las imperfecciones del citado proceso en sus propias carnes.

Hasta aquí, chapó por los responsables en cuanto a incluirla. Si mi memoria no me falla, no recuerdo que sea un tema tratado anteriormente, a diferencia de cuestionas de gobernanza que si bien interesantes ya resultan en exceso manidas.

Los elegidos para intervenir en la ponencia también parecían adecuados -con participantes tanto del sector público como privado para promover el debate y la disparidad de opiniones- moderados por un experimentado y siempre original Carlos Maza.

No obstante, tal y como título la entrada, mi sensación fue la de una gran ocasión perdida para haber puesto encima de la mesa las verdaderas cuestiones que importan a los TICs en materia de contratación.

Ciertamente se habló del precio como criterio determinante en la licitación a expensas de la calidad técnica, también se expuso las dificultades de las Pymes en ganar concursos con las políticas de escala que se promueven y demanda agregada, de la nula utilización contractual de la colaboración público privada y sus causas, etc. Temas desde luego que suscitaron interés, pero que en ningún caso fueron al verdadero meollo de la cuestión que sólo en alguna ocasión fue tratado, aunque siempre muy de soslayo y sin apenas importancia.

De este modo no se trató como debía las siguientes cuestiones:

  • Contratación en base a pliegos y trabajo que realmente se ha de realizar desacompasados. La incertidumbre y la agilidad son consustanciales e inherentes a la labor de las TICs. Es necesario la planificación y de alguna manera hay que estimar, con todo las necesidades y requisitos cambian inexorablemente y las prioridades que ayer eran claves, hoy quizá sean muy secundarias. Esta tesitura reina en el día a día de los TICs y es fuente de números problemas. No tiene sentido establecer pliegos tasados y rígidos como actualmente se exigen. Será necesario buscar fórmulas alternativas, quizá no tan simples como la de contratar horas-hombre, pero al menos si con su esencia.
  • Añadir la experiencia como criterio valorable en pliegos de mantenimiento. Sí, de acuerdo que hay que fomentar la igualdad de oportunidades y evitar el cautivismo.  Pero seamos sinceros, el no poder favorecer en ningún caso que la empresa que ha desarrollado una solución pueda continuar con su mantenimiento, lo que hace por encima de todo es derrotar a la Administración Pública. Está bien que no se incluya dicho criterio para inversiones nuevas, pero carece de todo sentido ante los mantenimientos.  Cuantas más manos pasan por un código, peor será éste y menos mantenible es. Y no vale eso de que lo que hay que hacer es documentarlo bien. Eso son teorías alejadas de la cruda realidad.
  • Verdadera colaboración público-privada. La cooperación entre el sector público y privado está a años luz de desarrollar su potencial. Los contratos se siguen ofreciendo llave en mano, de tal modo que la empresa sigue albergando la cuasi totalidad del conocimiento técnico, mientras que los empleados públicos no abrimos la oportunidad a que el sector privado pueda participar en elaborar soluciones, limitándolo a ser un mero ejecutor ciego. Para contrastar esta tendencia, lo primero que habría que abordar es evitar ese lastre legal que impide cualquier comunicación con personal externo si alguna vez queremos sacar un rendimiento óptimo a la colaboración real entre empresa y organismo público.
Concluyendo, son estos los temas que debieran haberse debatido en la ponencia. Quizá no haya soluciones sencillas, pero el mero hecho de planteárselos en debate merece la pena y puede derivar en explorar nuevas posibilidades.

Lamentablemente, a diferencia de otras ponencias y en general del evento que creo estuvo realmente bien gestionado, la mesa de contratación prometía mucho y mis expectativas eran altas, pero me entregó demasiado poco.

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