lunes, 2 de noviembre de 2015

La angustia de Sartre

El poder de decisión es un arma de doble filo. Los existencialistas, con Sartre a la cabeza, ya argumentaban que la angustia que padece el ser humano es una consecuencia lógica de su libertad a la hora de decidir ante cualquiera de los avatares de la vida. “Estamos condenados a ser libres” decía.
En tiempos más actuales recuerdo ver un programa de Redes dirigido por Punset en el que también se reflexionaba sobre el estrés producido ante la toma de decisiones, directamente proporcional éste, al número de opciones disponibles en la elección.

Llevémonos esta filosofía Sartriana a nuestro mundo digital. Todos los que nos ganamos el pan con la tecnología y la Administración Pública, conocemos los problemas y dificultades que suponen la autenticación y la firma electrónica de los ciudadanos que apuestan por el canal electrónico en sus tramitaciones.

La Administración necesita ofrecer un servicio garantista y eso conlleva que algunas de las soluciones implantadas con éxito en el ámbito privado no siempre puedan aplicarse en cualquier escenario público.  Dicho de otra manera, la firma electrónica, portadora de gran parte de los problemas de usabilidad, posee unas cualidades inherentes como la integridad de la información y el no repudio, que hacen difícil su desaparición, al menos en el corto plazo.
Así pues, parece que nos encontramos ante un callejón sin salida. Por un lado tenemos todos los problemas asociados a Java, Applets, ActiveX, seguridad en los navegadores, compatibilidad con los principales sistemas operativos, etc. Todo ello acrecentado con el flujo continuo de nuevas versiones de los productos anteriores, el testeo inagotable de compatibilidades que perfectamente puede concluir en el “suicidio laboral” de las personas encargadas de ofrecer soluciones electrónicas con firma.

Al otro lado del cuadrilátero, se halla la necesidad incontestable de dotar de seguridad a las transacciones electrónicas frente a terceros en mundo de pillos donde imperan los piratas informáticos, hackers y demás calaña.

El combate se ha declarado como nulo hasta la fecha, por incapacidad de ninguno de los púgiles de decantar la balanza hacia su terreno.

En esas están los profesionales TIC especializados en la materia, en encontrar el santo grial para que un ciudadano no nativo digital pueda usar servicios electrónicos sin pensar en hacerse el harakiri al concluir.

¿Cuáles son sucintamente las soluciones en las que se trabaja? Veámoslas:
  •  DNI electrónico. Sí, todos sabemos que costó un pastizal, que fracasó de inicio y que pide la contraseña hasta que no puedas decir basta.  Con todo, es una de las alternativas mejor posicionadas. Todo ciudadano lo posee y se trabaja en nuevas versiones que lo hagan más compatibles con navegadores, drivers de serie, etc. ¿Se conseguirá? Veremos, algunos han perdido ya la fe.
  •  Cl@ve. Sin duda una buena idea, ya que facilita la identificación de un usuario usando por ejemplo el pin 24 horas de la AEAT. Eso sí, el ciudadano tiene que haberse registrado previamente, trámite no muy intuitivo y entender lo que está haciendo.  Además, aunque se trabaja en ello, cl@ve a día de hoy no es una solución de firma electrónica.
  •  Firma en la nube. Como el problema parece estar en las configuraciones tan variopintas de los ciudadanos, los partidarios de esta solución proponen que sea la Administración quien custodie los certificados para de ese modo realizar el proceso de firma en servidor.  Un servidor que lógicamente ya está probado de antemano que funciona. Adiós al problema de las applets, activex y navegadores.
  •  FirmaFacil o por protocolo. Para quien no se fíe de ceder sus certificados a nadie, como en la anterior alternativa, pero tampoco desea tener problemas de seguridad de navegadores. Para ello, hace falta instalar una aplicación que es la que se encarga de firmar sin necesidad de hacer uso de navegadores. Como requisitos más llamativo, hay que ser administrador del PC. Esta solución parece la más indicada para fomentar la firma en móviles.

Las cuatro soluciones anteriores, más alguna que seguro me he dejado en el tintero, están activas, con recursos asignados y objetivos claros de ser una alternativa para el ciudadano.

Es justo en este momento, cuando Sartre se hace más entendible para los no filósofos. Imaginando a mi madre con toda la ilusión del mundo por pedir una ayuda por cuidados de ascendientes y descendientes (hay que ver el mérito que tienen las madres), cuando por fin encuentra el dichoso formulario en la jungla de Internet, en la información relativa al mismo se le indica amablemente que debe decidir entre firma en la nube, por protocolo, cl@ve (con arroba) o el sencillo y agradable DNI electrónico.

¿No sería más fácil que sólo hubiese una alternativa y así no pasar por el mal trago de tener que elegir entre opciones que no sé ni lo que significan? Se pregunta.  Los responsables TIC muy concernidos y sabedores de que ninguna de la solución es fetén responden:

“Hay que dejar que la gente decida, ya que algunos preferirán ceder sus certificados, mientras que otros prefieran firmar en su propia máquina y no delegar”. Sin embargo, mi madre que no ha entendido ni una palabra de lo que han dicho, angustia es lo que siente.

No te preocupes mamá, ya te lo hago yo.

2 comentarios:

  1. ¡Grande ese Jean-Paul Sartre!
    Y gran tema el del problema de la toma de decisiones en un mundo de elevada complejidad e incertidumbre (cada vez mayor).

    Tiene difícil solución. Es más, yo diría que no tiene solución en el sentido tradicional de la palabra. Quizá si la tenga en un sentido difuso, pero ¿acaso es eso una solución?

    Lo que está claro es que para afrontar este tipo de problemáticas desde una perspectiva IT, hay que partir de admitir que la incertidumbre está ahí, y no vamos a poder librarnos de ella (por mucho que se empeñara Descartes) y lo único que no es queda es saber lidiar con ella de la mejor forma posible.

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  2. Pues sí muy grande Sartre, desde luego. Prueba de ello es que fue uno de los pocos filósofos que ha sido premio novel, lo que da muestras de su enorme calidad literaria. Los que critican el existencialismo remarcan su pesimismo, se puede estar o no de acuerdo, pero su lectura es, cuanto menos, bastante inspiradora.
    Comparto tu opinión de que la incertidumbre es un rasgo prácticamente inherente a la tecnología, aunque a decir verdad en esta entrada de blog, mi enfoque iba más hacia no crear excesiva incertidumbre a sabiendas de que nuestros usuarios pueden ser no nativos digitales. En lugar de expandir tanto el abanico de alternativas, intentar centrarse en una de ellas y afianzarla al máximo. Me voy a mojar, para mí el DNI electrónico debería ser la solución final, para ello lógicamente habría que eliminar todas las trabas que lo hacen a día de hoy un martirio cada vez que se utiliza.
    Gracias por comentar!

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