Imaginándome un mundo en el que sólo
hubiese una lengua, como ya hizo Lázaro
Zamenhof, no paro
de pensar en las ventajas que eso conllevaría: para viajar, la
ciencia, una mejor globalización...
¿Como sería esta situación en el
mundo de las tecnologías y más concretamente en el ámbito de la
Administración Pública?
“La interoperabilidad es la capacidad
de los sistemas de información y de los procedimientos a los que
éstos dan soporte, de compartir datos y posibilitar el intercambio
de información y conocimiento entre ellos”. Presenta tres dimensiones: técnica,
organizativa y semántica. Todas ellas son necesarias en aras a
conseguir interconectar sistemas de información.
Ya comenté en esta entrada de blog las
dificultades que entraña la interoperabilidad entre aplicaciones a
nivel técnico. Antes de afrontarla, hay que estar muy
seguros de que realmente es la solución óptima. También he
argumentado ya en varias ocasiones que, cuando se trata de integrar
con otros servicios a fin de no reinventar la rueda, suele estar
justificada a no ser que el código que te ahorras sea tan nimio que
no lo merezca dada la complejidad añadida en sistemas y
comunicaciones.
Si el fin último del servicio con el
que te integras no es otro que, precisamente, otras aplicaciones se
integren con él, y por tanto su infraestructura está condicionada
para cumplir con tal objetivo, no suele haber duda de que la
integración está justificada. Este es el caso de los servicios de
@firma y de la plataforma de intermediación donde las ventajas que
suponen su uso están fuera de toda duda. El problema suele
venir cuando tienes que integrar dos aplicaciones cuyo objetivo
último no es que se comuniquen sino dar servicio propio a otros
usuarios de carne y hueso. O incluso algún servicio interno
para evitar que el código se duplique, si finalmente añade más
complejidad a la estructura final de la solución que lo que
realmente aporta.
A las dificultades de nivel técnico
hay que añadir las de nivel organizativo y que también
comenté con cierto detalle en este artículo. Éstas tienen que ver
con la coordinación entre las distintas unidades que interactúan
entre sí. Objetivo también difícil si tenemos en cuenta que a
veces no conseguimos estar de acuerdo ni con nosotros mismos. Como
comenté, pese a que existen algunas soluciones como el Centro de
transferencias de Tecnologías, su forja asociada, el portal de la
Administración electrónica y algún grupo de trabajo específico,
todavía falta bastante camino por recorrer en este sentido.
Una vez superados esos dos fuertes
escollos, todavía queda un reto que afrontar para conseguir la
dichosa Interoperabilidad y es lo que se suele conocer como
Interoperabilidad Semántica. Esta hace referencia a
establecer un marco semántico común a fin de que los elementos de
información intercambiada tengan las mismas definiciones. De hecho,
si no se quiere empezar la casa por el tejado, la unificación
semántica debería ser la primera cuestión a resolver.
Nada mejor que un ejemplo para tratar
de aclarar el concepto. No hace mucho estuve
reunido para integrar dos aplicaciones que pertenecían a distintos
Ministerios. Habíamos por tanto superado los problemas
organizativos iniciales y nos encaminábamos a buscar una solución
técnica que, en este caso, sí parecía estar justificada debido al
claro ahorro de papel que iba a suponer en la tramitación así como
la imposibilidad de que una sola aplicación asumiese todo el trabajo
que hacían actualmente las dos debido al estado tan avanzado que
presentaban ambas.
Teníamos pues, la interoperabilidad
organizativa y técnica bastante bien encaminadas.
Así que entrando ya en mayor detalle
técnico, nos damos cuenta de que en los respectivos aplicativos, las
denominaciones de conceptos similares y que representaban los mismo
se expresaban de forma diferente. Y lo que es más importante el
código identificativo asociado a la denominación también lo era,
lo cual hacía completamente inviable el traspaso de dicha
información sin el consiguiente “guarreo” de la solución
técnica de interoperabilidad final.
Después de esta experiencia extraigo
algunas conclusiones:
- Se trabaja de forma concienzuda en establecer esquemas nacionales, políticas de firma, etc que faciliten la integración, sin embargo muchas veces se descuidan proyectos a más bajo nivel que posibiliten integraciones entre aplicaciones que, a fin de cuentas es la esencia. En éste caso lo he querido reflejar mostrando la problemática que supone no emplear una semántica común para todos. Si bien es cierto que el esquema Nacional de Interoperabilidad conciencia bien sobre la importancia de la interoperabilidad semántica, todavía faltan proyectos de desarrollo que plasmen a nivel práctico esa correcta definición técnica. En este sentido es de aplaudir proyectos implementados como el DIR3. Esa misma idea debe ser extendida para que el mantenimiento de este tipo de entidades susceptibles de ser intercambiadas (como pueden ser Organismos, Fuerzas Aprehensoras, Autoridades Judiciales, etc) fueran mantenidas desde la nube privada que se pretende implantar con la red SARA y que sólo hubiera una instancia de la misma a la que todos deberíamos recurrir en caso de necesitar trabajar con ella.
- En proyectos encaminados a resolver problemas de interoperabilidad semántica es más importante el mantenimiento y actualización de los datos e información manejada que lo que es la propia funcionalidad ofrecida. Esto significa que tiene que haber responsables encargados de actualizar los datos ya que de ello van a depender bastantes proyectos. Todos sabemos que ese trabajo es tedioso y a nadie le gusta realizarlo, por esa misma razón es importante destacarlo.
- Es conveniente que todos los proyectos enfocados a la semántica, estén ubicados en un mismo directorio y en un portal de fácil acceso para todos. De esta forma, no hay duda de los proyectos ya implementados y los que no, ni de quiénes son los responsables de los mismos. Además, si cualquier TIC en su trabajo echa en falta alguno que necesite para integrar aplicaciones, debería poder cursar la petición desde ese mismo portal y con visibilidad para todos. Este boceto de solución o cualquier otra equivalente, van encaminadas a mejorar la coordinación.
Como conclusión, hay que incidir con
mayor ahínco en proyectos concretos relativos a interoperabilidad
semántica. Las bases ya existen: Estándares, Esquemas de
Interoperabilidad, Políticas de firma, etc. Ahora es necesario
ponerse manos a la obra y entrar en el detalle. Una vez definidos,
implementados y con un mantenimiento de los datos garantizado, deben
tener la suficiente publicidad y obligatoriedad para que sean
verdaderamente útiles.
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