Cada vez que había una reunión, Álvaro siempre que podía,
procuraba participar y dar su opinión sobre lo tratado. De hecho, no entendía
como algunos compañeros suyos, a pesar de que él sabía perfectamente que su
intervención sería provechosa, se aferraban al silencio sepulcral.
La mayoría de las veces, el mencionado comportamiento no era
una cuestión de timidez, eso es lo que más le extrañaba. Ciertamente, en más de una ocasión, su
transparencia y la gran energía y voluntad que trasmitía en las reuniones, le
había supuesto ser diana de algún que otro marrón. Con todo, en su balance
mental, a él le compensaba. Prefería sentirse libre y que se pudiese escuchar
su voz. –No soy un borrego- reflexionaba.
Con esa actitud encaró la importante reunión en la que destacados directivos asistirían y se tomarían seguramente decisiones claves. El
objetivo de la misma no presentaba dudas. Se habían desarrollado una serie de
servicios y aplicaciones centralizadas y era fundamental que se utilizasen. De
hecho, la implantación de servicios comunes era uno de los ejes centrales de la
planificación estratégica de la Organización.
Así, en la mejor sala del edificio y con bonitas palabras,
lo fue comunicando Juan, uno de los directivos de mayor rango allí presentes. Álvaro
escuchaba con atención, y asentía a algunos de los más que razonables ejemplos
que Juan iba citando, dando entender su conformidad con bastantes de las
propuestas.
Juan, proseguía su discurso. El resto de la sala, permanecía
a la escucha. Apenas algunos comentarios banales, le interrumpían. La sensación
era como de tensión entre los asistentes, a Álvaro le recordaba a cuando en el
colegio la profesora preguntaba algo y a los estudiantes se les caía al unísono
el bolígrafo debajo de la mesa.
Finalmente, Juan mencionó un proyecto que afectaba de lleno
a proyectos como el que Álvaro gestionaba. Cansado ya Juan de que nadie
interviniese, y por tanto viendo que la reunión iba a terminar sin compromisos
explícitos, cambió de estrategia y procedió a concretar sus preguntas para
obligar la participación.
-¿A quién le afecta este nuevo desarrollo y debe
reutilizarlo?- Fue su pregunta.
Allí presentes había bastantes compañeros que debían tomar
el testigo. Sin embargo, todos aguardaron a ver si podían evitarlo. Álvaro, en
cambio, no se lo pensó y confirmó su responsabilidad añadiendo lo siguiente:
- Tendría que estudiar su viabilidad. Nuestro desarrollo
está en producción y sería precipitado indicar a bote pronto si tiene sentido
la reutilización que señalas.
- De acuerdo. Tomo nota de tu proyecto.
La reunión concluyó sin mucho más que reseñar. El silencio
fue el gran triunfador a excepción de la gran transparencia de Álvaro.
Álvaro, ya en su despacho, empezó a analizar el proyecto que
Juan había citado previamente. Una vez vistos los detalles, comprendió que no
tenía sentido utilizarlo. Su aplicación era mucho más avanzada y sería un claro
paso atrás sustituir funcionalidad existente para facilitar la reutilización
propuesta. Todo ello sin ahondar en el coste que ello supondría.
Pasó el tiempo y Álvaro no volvió a ver a Juan, sin embargo
no consiguió que las palabras
intercambiadas en la reunión cayeran en el olvido. Su jefe inmediato se las
recordaba constante e incesantemente.
Juan, se había quedado con el titular exclusivamente y el
mismo era el siguiente: El proyecto de Álvaro reutilizaría el servicio común
diseñado. De ese modo, la planificación estratégica diseñada se sustentaba. La
presión a la que a su vez Juan se veía sometido por su superior, ayudaba a que
no quisiese saber nada de los detalles. Sólo le interesaba el titular, y para
su cumplimiento puso a trabajar a la Gestapo, donde el jefe de Álvaro era uno
de sus miembros.
Álvaro trató de explicarlo por activa y por pasiva, pero
nadie hacía ademán siquiera de escucharle. La Gestapo le iba cercando, y a
pesar de que él construía búnkers sofisticados, finalmente sucumbió por
agotamiento e incomprensión, tuvo que rendirse. Por mucho que era un
contrasentido a todas luces, Álvaro terminó por ceder.
Después de un gran esfuerzo que los usuarios no percibieron
salvo para poner objeciones, Álvaro acaba de terminar la dichosa integración
con el servicio común. Desde luego había supuesto una experiencia realmente
descorazonadora para él.
Hoy se levanta desganado, aun así sigue su rutina y pone la
radio mientras desayuna. Escucha el siguiente debate ya empezado:
"Tenemos
dos orejas y una boca para que podamos escuchar el doble de lo que hablamos…"
El debate sigue su curso, pero Álvaro se ha descolgado. El
sigue detenido en la frase anterior, sin recordar que debe darse prisa para
acudir a una reunión a primera hora. Suena una alarma que lo hace salir del
marasmo y apaga la radio. Se viste y arregla dispuesto a salir de casa, todo
ello en silencio.
Buenas Daniel. Perdona mi atrevimiento al escribirte, puesto que al no estar dentro de la Organización que describes, es posible que diga o pregunte alguna tontería. Sospecho que si te has sentido impelido a escribir esta "metáfora" será porque probablemente has vivido la frustrante situación que narras. En aras a intentar entender "la situación", supongo que el principal objetivo de la Organización de Alvaro es dar el mejor servicio posible, no?. Y si ese servicio se esta dando ya con una calidad y funcionalidad X, porque hacer un nuevo desarrollo reutilizable que presta el servicio menos funcionalidad?. Es que eso ahorra dinero a la larga?. Porque no hacer primero el nuevo desarrollo reutilizable con toda la funcionalidad?. Quien sale ganando con la situación que comentas? Juan?. Y, Alvaro no tiene alguna forma de exponer la situación ante un grupo de "garantes del articulo 103 CE"? O ante alguna "asociación de su gremio" que, si lo consideran acertado, pueda exponer lo que ocurre ante instancias superiores con la fuerza de la unión?. Si 12 o 15 personas de su gremio comparten el punto de vista de Alvaro, no será que tiene razón?... Y no consideras que el resto de compañeros de Alvaro han actuado de forma un poco cobarde e insolidaria? Perdona Daniel, por tanta pregunta... Es que desde mi punto de vista de fundador de una empresa, no concibo que la satisfacción máxima del cliente no este en el centro de mis actuaciones. Su satisfacción, hace que vuelva a confiar en mi, y me vuelva a comprar. Aprovecho (perdona la licencia): si tienes mascota o algún familiar o amigo, quizás te pueda interesar tupiensodirecto.com Un saludo, Fernando.
ResponderEliminarBuenas Fernando, agradezco tus interesantes cuestiones y comentarios. Voy a tratar de dar mi opinión sobre lo que considero el eje central de tus preguntas lo cual no significa que sea la realidad, habrá seguro otras opiniones al respecto.
ResponderEliminarComentas: “supongo que el principal objetivo de la Organización de Alvaro es dar el mejor servicio posible, no?. Y si ese servicio se esta dando ya con una calidad y funcionalidad X, porque hacer un nuevo desarrollo reutilizable que presta el servicio menos funcionalidad?.”
En los últimos tiempos, en el ámbito de las tecnologías en la Administración una de sus líneas maestras es la reutización. Escenificada ésta mediante un desarrollo centralizado de “servicios comunes”. A lo que se tiende es al obligado uso por parte de las TIC sectoriales de estos servicios.
La idea es muy buena sin duda, pero llega muy tarde. El problema es que las diferentes Unidades ya han creado sus propias soluciones y lo que es más agravante todavía, tienen muchos usuarios que emplean sus aplicativos. Es ahí donde los que fomentan los servicios comunes argumentan que el coste de mantenimiento se reduce muchísimo con su propuesta y que por tanto merece la pena el esfuerzo de integrarse. Mientras que los que tienen que lidiar con los usuarios no ven nada más que desventajas en deshacer todo lo hecho para utilizar servicios más que probable menos personalizados que sus diseños ad hoc.
El director TIC, también llamado CIO, es al fin y al cabo el principal responsable del compromiso de evitar duplicidades, fomentar la reutilización y ahorrar costes por lo tanto está de lado (como no puede ser de otra forma) de que los servicios comunes se empleen en todos los departamentos sin ambages.
Mi opinión, siempre hablando más en temas de desarrollo que son los que conozco, más que a nivel de infraestructuras de sistemas y comunicaciones, es que algunas reutilizaciones propuestas, si de verdad existe ya una solución implementada y con usuarios detrás, son bastante utópicas. La razón es que la prioridad deben ser los usuarios y éstos solo verían merma de funcionalidad en caso de aplicarse. La única forma de llevarlo a cabo sería construir dos mundos paralelos, es decir personal TIC dedicado a seguir con los desarrollos actuales haciendo evoluciones incrementales siguiendo la voluntad de sus usuarios mientras que a la vez otro personal TIC construir de cero de nuevo, pero esta vez con la mente puesta en la existencia de los servicios comunes y tratando de reutilizar al máximo posible y sin la presión de los usuarios. Finalmente cuando este segundo “mundo” hubiese concluido habría que plantear transiciones para convertir la idea en realidad.