El cloud computing, o en términos más
coloquiales la “nube”, lleva ya un tiempo siendo uno de los
puntos calientes de la actualidad y por tanto hay mucho escrito sobre
ello. Así que voy a abstraerme lo máximo posible de lo que es el
concepto, sus ventajas y posibles inconvenientes, para reflexionar
exclusivamente en cómo implantarlo en la Administración, qué
modelo utilizar, los requisitos a cumplir y las dificultades a las
que nos enfrentamos. Todo ello de forma somera.
1. ¿Cómo implantar servicios en la nube?
Tras hacer un estudio con el objetivo
de definir aquellos servicios susceptibles de ser traspasados, pues
no todos ellos tienen por qué ser migrados, existen dos
alternativas:
a- Externalizar completamente el
servicio en la nube, de tal forma que en local no exista ninguna
infraestructura para dar soporte. Obviamente debe ser plenamente
trasparente de cara al usuario final.
b.- Ofrecer un modelo híbrido. Parte
de la infraestructura seguirá residiendo en local para dar soporte a
aquella información que se considere crítica, mientras que el resto
se deriva a la nube. Para que este modelo funcione correctamente se
deben establecer unas políticas que determinen qué información es
externalizable y cuál no lo es, así como los posibles trasvases que
se lleven a cabo. Un ejemplo podría ser un servicio de
almacenamiento similar a los ya existentes en los que datos de alguna
persona VIP o que hayan sido grabados muy recientemente desde alguna
aplicación crítica, residan en el entorno local donde se da el
servicio final mientras que el resto de información esté albergada
en la nube.
No soy partidario de dar el salto a la
nube adoptando este último modelo, al menos sin tener la madurez
suficiente como para afrontarlo con garantías. Los ahorros en
infraestructura ya no son tan evidentes debido a que se debe mantener
parte de la misma en local. Además, aquello que te puedes ahorrar
quizá se pierda en definir y automatizar las políticas que definen
donde reside el dato haciendo uso de servicios de orquestación.
Siempre hay que tener en cuenta el
mantenimiento, que muchas veces es el gran olvidado y que
debería ser un factor decisivo cuando haya que escoger entre varias
alternativas.
2.- ¿Qué modelo
utilizar en la Administración Pública?
En la implantación del Cloud Computing
también hay que tomar decisiones en cuanto a si usar una nube
privada, una pública o un modelo mixto.
En el ámbito público disponemos de la red SARA. Una red privada en la que cada vez más organismos están conectados y su objetivo es llegar a la totalidad de los entes. Dicha red no se limita a conectividad sino que también ofrece servicios de carácter horizontal. En este sentido la "Dirección General de Modernización Administrativa, Procedimientos e Impulso de la Administración Electrónica" -en adelante D.G.M. - del Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas está haciendo un notable esfuerzo. Cada vez son más los servicios
comunes ofrecidos y está creciendo de forma exponencial la
importancia que se les está dando en términos de marketing y
publicidad para que sean implantados en el conjunto de organismos
públicos. Ya existen casos de éxito contrastados como la suite de
@firma, los servicios de intermediación o más recientemente el
proyecto ORVE de interconexión de registros.
La red SARA podría perfectamente ser
una solución de nube privada para la Administración Pública donde
se externalicen plenamente servicios completos (a priori no para
adoptar el modelo híbrido). De hecho, una iniciativa de la D.G.M. se
llama SARA Cloud. Aitor Cubo, Subdirector General de la D.G.M. y
actualmente uno de sus principales promotores, aboga en sus
intervenciones insistentemente por este modelo y a mi modo de ver con
buen tino. Eso sí, hay que exigir calidad a las soluciones
ofrecidas, que muchas de las cuales sí la tienen, porque las buenas
presentaciones e ideas no son suficientes cuando se trabaja en modo
real con ellas.
3.- ¿Qué requisitos debería cumplir
la red SARA para llegar a ser un verdadero modelo Cloud?
Bajo mi desconocimiento del detalle de
esta red, para considerarla definitivamente una solución Cloud
privada, además de ir añadiendo más servicios, que ya se está
abordando, es necesario cumplir con algunos requisitos, entre los
cuales hay que citar:
- Dotarla de versatilidad para que la infraestructura que soporta los servicios sea bajo demanda, y no un modelo rígido que no tenga en cuenta su uso, con el consecuente desaprovechamiento de los servidores.
- Proporcionar más proyectos relativos a albergar infraestructura y servicios básicos, en vez de basarse únicamente en aplicaciones y servicios Web.
- Exigencias de seguridad que toda solución Cloud debe contener.
En relación con estos requisitos,
existen proyectos como la puesta a disposición de servidores a
organismos sin infraestructura, pudiendo ser parametrizados a demanda
en términos de memoria, almacenamiento, etc y con capacidad de ser
administrados remotamente, alojando en ellos aquello que sea
necesario. Estos tipos de proyectos son vitales para considerar
realmente la existencia de una Cloud Privada administrativa. De lo
contrario, el modelo que llamamos ahora Nube habría existido toda la
vida, salvo que ahora se está poniendo hincapié en añadir más
aplicaciones.
Desarrollar aplicaciones comunes ha
existido siempre, y a eso nunca se le ha llamado cloud o nube.
Respecto a los requisitos SLAs,
acuerdos de nivel de servicio y disponibilidad son fundamentales para
garantizar su buena acogida. Hay una buena infraestructura de soporte
y atención a usuarios detrás de estos proyectos que aseguran un
mantenimiento adecuado. Sin embargo habrá que seguir apostando por
la inversión para garantizar la calidad de estos servicios que se me
antojan como críticos a medio plazo.
Sobre temas de seguridad no me
extiendo, pues hay mucha información técnica al respecto sobre los
requisitos que toda infraestructura Cloud debe cumplir.
4.- ¿Por qué nos cuesta tanto dar el
paso hacia el cloud?
Ya no es tanto la falta de liderazgo
sino el gigantesco tamaño de lo público lo que dificulta cualquier
actuación coordinada. Se ha hablado largo y tendido sobre ello, lo
que provoca que nosotros mismos nos escudemos en ello para no abordar
este tipo de iniciativas. Cada cual debe aportar su granito de arena,
independientemente de que exista o no dicho liderazgo o convenio de
colaboración. No siempre es posible saltarse las barreras
burocráticas existentes, pero cuanto menos no hacerlas más grandes
de lo que verdaderamente son.
También parece influir que los
organismos durante estos últimos años han hecho una fuerte
inversión dotándose de infraestructura muy potente para dar un
servicio con un alto grado de calidad y disponibilidad. Tras este
intenso esfuerzo todavía no ven su retorno de inversión amortizado
y consideran que deben exprimirlo un poco más antes de dar el gran
paso hacia el Cloud. Sin embargo, cuando una solución demuestra
ser mejor que la anterior hay que saber desaprender a tiempo para
coger la ola correcta. Eso si, sin dejar a los usuarios
desatendidos y ahí está el quid de la cuestión y la dificultad de
dar pasos disruptivos e innovadores.
Resumiendo, el modelo Cloud es una
realidad y existen resultados espectaculares de algunas entidades que
ya han dado el paso. Todo lleva su tiempo y hay que ir asimilándolo,
pero ir en contra de la marea y de los resultados objetivos parece no
ser lo conveniente.
Según las últimas actuaciones
desarrolladas en el ámbito público en favor de un cloud
administrativo y las tendencias que se están viendo, todo parece
indicar que detrás de esta nube a pesar de que hay amenazas de
tormenta finalmente saldrá el sol.
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