En tiempos de la Revolución Industrial
se instauró el concepto del progreso. Lo importante por aquel
entonces era crecer a toda costa. Así las empresas tenían que
producir más y más rápido, los trenes debían llegar a cualquier
destino, etc.
Si bien actualmente la idea del
progreso sigue muy vigente, siendo el principal motor de la economía,
se tiene más conciencia en que su desarrollo se realice de un modo
sostenible. El pensamiento predominante de nuestros días es que hay
que crecer y evolucionar pero cumpliendo ciertas reglas del juego, de
lo contrario nuestro planeta podría sufrir graves consecuencias
futuras y nuestros descendientes pagar las secuelas derivadas de
nuestra negligencia.